ESCLAVA DE MÍ




Empezar una nueva batalla, tan dura como lo es una pérdida de peso, pero no cualquier pérdida, yo partía de tener que perder 90 kilos, pues me gustaba la idea de poder quedarme en 80 kilos, no era nada fácil para mí.

Partía del nivel menos diez, con los miles de miedos que esto conlleva: seré capaz, como se quedará mi cuerpo, cambiaré como persona, las personas me aceptarán, seré libre, se acabarán las miradas que desgarran, los murmullos a mi paso, los insultos a mi persona por ser yo, las vejaciones, el maltrato, el bullying...
Empecé intentando creérmelo, digo intentar porque luchar contra la cabeza y los miles de pensamientos negativos que una persona tiene encima es lo más complicado que se puede hacer, pero créeme que se puede, no es fácil, lo sé, que es una mierda, también lo sé; pero lo que sí te puedo asegurar es que es lo más reconfortante que puedes hacer, luchar contra ti misma, luchar contra tu lado oscuro, e intentar que gane tu llama, esa llama interna tuya que te insiste día tras día que luches, que no dejes de hacerlo, que te da fuerzas y alas para volar todo lo alto y fuerte que quieras, pues la única persona que te pone limitaciones eres TÚ, tú solo te limitas, te limitas a correr, a besar a alguien, a bailar bajo la lluvia, a ser libre en público, a hablar abiertamente sin el miedo al rechazo...Solo tú te destruyes o solo tú te reconstruyes y te haces el doble de fuerte.

Cuando empecé esta batalla, después de darme cuenta de todo lo que perdería si no luchaba hasta lo incansable, aunque no era consciente de lo duro que sería la carrera, pues para mí, la pérdida de peso es una maldita carrera de fondo, en el que si te caes, te destrozas, lloras, te arrepientes, dudas si seguir o no, pero entonces ahí te recomiendo que mires atrás, mira lo que llevas avanzado, ya sean 2, 4, 20 o 50 kilos perdidos, sea lo que sea siempre es más que nada y debes seguir, por ti, por esa persona que llevas dentro esperando a salir y que sin tu ayuda no podrá hacerlo, ni ahora, ni nunca.

Personalmente, yo, llevaría tres días en el comienzo de mi carrera, cuando me miré en el espejo, y ahí fue donde me di cuenta que me había convertido en esclava de mí misma, mi yo interna estaba LOCA por salir al mundo y comérselo a base de locuras, risas, sueños, esperanzas...Pero mi yo exterior la tenía atrapada, limitada, excluida de todo lo que tenía preparado la vida para nosotras; en ese momento me escuché a mi yo interior: Mírame, mira más allá de tu cuerpo, que solo es la coraza para evitar ganar esta carrera, ayúdame, ayúdame a salir, quiero ser feliz, inmensamente feliz, sin miedos, sin reparos, totalmente la que tú en verdad, quieres ser, lucha por ambas y yo te recompensaré...

Una mañana de esa primera semana, llevando a mi hermana pequeña al instituto empezó a llorar; le pregunté que le pasaba y ella me dijo: No quiero que te mueras, tata, no quiero vivir mi vida sin ti, no podría soportarlo, eres mi vida...

Fue ahí entonces cuando agarré las riendas de mi vida, con la mayor fuerza y coraje, para luchar en esta carrera, dejar de ser esclava de mí y ganar, ganar vida, salud, risas, felicidad, ganar todo lo bueno y dejar atrás todo lo malo... 

                                                                         

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